TEMPERATURA DE COLOR:
Otra de las cualidades de la luz que afectan a la realización fotográfica es la temperatura de color. Las fuentes de luz emiten con una dominancia de color propia, según el tipo de radiación y la forma de emisión. Si analizamos la luz solar a lo largo de un día, el color de emisión de los rayos al traspasar o ser refractados por efecto de la atmósfera, varían de unas horas a otras. Las fuentes de luz artificial de igual manera, contienen un color propio de emisión, que determinan valores cromáticos de una imagen, cuando realizamos una fotografía.
La temperatura de color se mide en grados Kelvin y es la temperatura a la que hay que someter a un cuerpo negro ideal, para conseguir una radiación semejante, a la de la luz analizada. Cada fuente luminosa en el mundo de la imagen, está asociada a su temperatura de color, que nos permite ajustar tanto a las películas, como CCD o sensores digitales, a las características de color, de las diferentes iluminaciones. Las películas suelen estar calibradas, para ser usada con una temperatura de color, y los sensores digitales utilizan el balance de blancos, para equilibrarse.
BALANCE DE BLANCOS:
El balance de blancos es un recurso electrónico incorporado en las cámaras digitales, que ajusta el CCD o sensor digital a la temperatura de color de distintas fuentes de luz, anulando las dominancias cromáticas, que se producen en las imágenes mal equilibradas. Suelen disponer de ajustes preestablecidos a unas determinadas temperaturas, o bien nos permiten hacer ajustes más concretos, sobre un patrón blanco.
Si cogemos una película o un sensor digital que está equilibrado para luz artificial de tungsteno, y fotografiamos un motivo con temperatura de luz de día, la imagen resultante tendrá dominacias azuladas. Si por el contrario tenemos una película o un sensor digital que está ajustada para luz de día y la utilizamos con iluminación de tungsteno, las imágenes fotografiadas tendrán dominancias amarillentas o rojizas.